Creo que la mayoría de los hombres que
escriben sobre mujeres imposibles
lo hacen porque quieren tener realmente
a una mujer así discurriendo entre
palabras,
quizá para admirarlas por placer
desde las sílabas;
tal vez para comprenderlas mejor.
Cuando éstas dejan de ser de papel
y se transforman en piel y sangre
ellos se atemorizan y bajan la cabeza
ante el hecho de que una mujer así
pueda existir.
Ellas, también asustadas,
salen huyendo ante la mera posibilidad
de estar vivas
o de que, simplemente, les pueda llegar a
latir el corazón.
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