9.6.14

Libélula I


Te gusta pensar que siempre todo me va bien. Ya sabes, a mí siempre todo me va bien, incluso cuando todo me va mal. Dices que soy una superviviente nata y yo respondo que tal vez. Sobreviví a los ojos azules, a las manchas de tinta, a los lobos hambrientos, a las embestidas en mi portal, a los tacones de aguja. Pero cómo iba a limitarme a sobrevivir. Yo quería algo más. Y lo tuve, porque no sé respirar sin entrar en guerra. Por eso siempre tengo el corazón hecho polvo. Me dices que sonría, que sobreviviremos a Johnny Cash y se lo contaremos a nuestros sobrinos. Si no nos matamos juntos por el camino, añado y sonrío. Cuando sonríes nunca desaparece de tu mirada ese brillo de nostalgia, me dices, de niña perdida en una estrella de adopción. Y tú, tú te has pasado demasiado tiempo respirando el frío de Dinamarca, y ya no sabes cómo caminar en invierno sin apartar de ti la nieve permitiendo que nos acerquemos los demás. Qué va, nunca te diré eso. Te lo insinuaré con la mirada y tú lo adivinarás. Todo puede pasar en un sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario